Motor protegido (La Nación)

Liqui Moly relanzó sus líneas de lubricantes, aditivos y fluidos en el mercado argentino.

Liqui Moly, la marca alemana especialista en aditivos y lubricantes para el automotor, con 15 años de trayectoria en el país, realizó en Buenos Aires su reunión regional sudamericana donde relanzó sus productos y presentó la nueva estrategia para llegar a sus socios de trabajo, las concesionarias, los lubricentros, talleres mecánicos y las casas de repuestos.

«La Argentina tiene un gran desarrollo de la industria automotriz. Así, desde 2013 vamos a redoblar la apuesta en el país y en toda la región. La empresa proyecta aumentar en la Argentina un 50% de la facturación año tras año. Esto implica inversiones en recursos humanos, en productos y acciones de marketing», dijo el responsable de Liqui Moly Mercosur, Matthias Bleicher.

También se inauguró el Primer Centro Técnico Liqui Moly para América del Sur, único fuera de su sede central con esta proyección. «En el país, el desafío es ampliar la distribución de los productos en Buenos Aires y el interior, y hacer que la marca, además de ser prestigiosa en las concesionarias, los talleres y lubricentros, sea más conocida por los dueños de los autos», comentó el gerente comercial de Liqui Moly Argentina, Christian Schmee.

Larga vida útil

De los 4000 productos desarrollados y fabricados en Alemania, aquellos importados al país incluyen aditivos para el automotor, el aceite y el radiador, junto con lubricantes para el automotor (aceites sintéticos, de tecnología sintética, semisintéticos y minerales) y productos para el taller mecánico (limpieza, mantenimiento del motor y grasas lubricantes).

«En medio de la crisis vemos la oportunidad y donde otras empresas se van, nosotros ingresamos con productos de altísima calidad. Vamos a crecer en el mundo y más en la Argentina, donde en los 10 últimos años triplicamos el volumen de ventas. Aunque nuestros precios son un poco superiores respecto de la competencia, en el tiempo el cliente ahorra dinero, extiende la vida útil del motor y mantiene las cualidades originales del rodado; es decir sale más económico», concluyó Schmee.

Fuente: La Nación